Vivir para y por la poesía: Entrevista a Graciany Miranda
Archilla
David Cortés Cabán
La
década de los veinte es una época de fundamental importancia
para el estudio de la poesía puertorriqueña. Nacen en esta época
los primeros ismos o expresiones de vanguardia de jóvenes
contagiados de una misma inquietud creadora. Una nueva actitud
ante el lenguaje los aparta de la rima y los metros
tradicionales, de las imágenes y metáforas desgastadas y los
lleva a experimentar nuevas técnicas y formas. No viven de
espaldas a los acontecimientos de vanguardia europeos ni a la
tradición de la lírica insular, buscan trascenderla. Los une un
mismo ideal poético y un entrañable amor por la patria. Sus
poemas a veces contienen una dosis de mensaje social; escriben
ingeniosos textos para enfadar a los lectores; crean revistas
literarias; lanzan manifiestos poéticos; publican textos que
inquietan y desafían las estéticas e ideologías políticas
dominantes, suscitando protestas, enconadas polémicas y
declaraciones. Fueron ellos los que actualizaron la poesía
puertorriqueña abriendo nuevas puertas a los poetas que vendrían
más tarde, enriqueciendo el escenario cultural del país. Uno de
estos movimientos, acaso el más fecundo, fue el Atalayismo.
DCC
¿Qué es el Atalayismo?
GMA
El Atalayismo es el rescate de la poesía, rescate del hombre, y
rescate de la tierra.
DCC
¿Cómo surgió?
GMA
Yo estaba estudiando en el Colegio Politécnico de San Germán y
me fugué a San Juan. Una tarde, mientras me encontraba en el
Ateneo Puertorriqueño, aparecieron Antonio Cruz y Nieve, Alfredo
Margenat y Clemente Soto Vélez. Les comuniqué la intención de
organizar un grupo de poetas que bien podría dar pábulo a sus
creaciones bajo un nombre: Atalaya.
DCC
¿Qué fines perseguían?
GMA
Cuando nos propusimos la creación del Atalayismo a fines de 1928
se acordó que cada uno de sus integrantes daría rienda suelta a
su individualidad creadora. Eso sí: requirióse que cada
individualidad creadora se ajustase al principio de las
renovaciones estructurales e intrínsecas del verso, saturadas de
originalidad sorpresivas. Además nos propusimos hacer un
escándalo literario recurriendo a procedimientos estridentes y
hasta exponiéndonos gustosamente al ridículo.
DCC
¿Cómo usted definiría, en líneas generales, la estética
atalayista?
GMA
Bueno, nosotros buscábamos elementos que reflejaran el panorama
histórico, político y literario de Puerto Rico. Imponíase la
necesidad de cultivar un verso rudo y áspero…subversivo.
Apuntábamos hacia una poesía multiforme: poesía experimental,
antropocéntrica, tierrista, esencialista y de virilidad social.
Nos interesaba una individualidad creadora enmarcada en la
originalidad y la sorpresa. Es decir, un arte de afirmaciones y
regeneraciones espirituales y morales. Una poesía con misión,
una poesía con destino.
DCC
¿Se conocían ustedes anteriormente?
GMA
No. Ellos representaban una inquietud literaria que se
manifestaba en un nombre: El hospital de los sensitivos, al cual
yo nunca pertenecí. Aquello fue una especie de residencia creada
por Clemente Soto Vélez y Alfredo Margenat. Les dije que yo
pensaba en un movimiento literario que sacudiera la fronda de la
poesía puertorriqueña, que se llamaría “Atalaya”. En ese momento
Clemente Soto Vélez le añadió la coletilla “de los dioses”, que
es una expresión tomada de Julio Herrera y Reissig.
DCC
¿Había cofundadores?
GMA
No, no. Además es falso lo que se dijo, que “El hospital de los
sensitivos” era antesala de la Atalaya. Eso es un error.
DCC
¿Quiénes se fueron sumando al grupo?
GMA
Más tarde llegaron Luis Hernández Aquino, Samuel Lugo, Ángel
Olivera (caricaturista), René Goldman, Carmen Alicia Cadilla,
Joaquín López López, Carmelina Vizcarrondo, Julia de Burgos y
Esther Feliciano Mendoza.
DCC
¿Por qué el nombre de Atalayismo?
GMA
Yo les dije que llamaría a este movimiento “Atalaya” porque yo
siempre iba a contemplar el mar. El nombre nacía como tributo al
fuerte San Cristóbal, a cuya sombra, frente al Océano Atlántico,
pasé muchas horas de ensoñación, inolvidables.
DCC
¿Cómo es acogido este movimiento entre tus contemporáneos?
GMA
Al principio nos llamaban locos, y nosotros empezamos a dar
patadas, a sacudir la fronda de la poesía puertorriqueña. Al
principio usamos las revistas El Diluvio y Linterna,
luego fuimos al periódico El imparcial a ver si nos
publicaban los poemas. Don José Pérez Lozada, el director, nos
dijo que estaba encantado. Así comenzaron a aparecer nuestros
poemas en el periódico.
DCC
En los primeros años ustedes eran algo así como un grupo
anarquista, una especie de grupo subversivo, unos rebeldes.
GMA
Sí. Vestíamos rigurosamente de negro. En ocasiones, usábamos
camisas rojas, sombreros de alas anchas, y bastones. El único
que no usaba camisa roja y sombrero negro era Clemente Soto
Vélez. Él siempre mostraba sus crenchas negras al descubierto.
DCC
¿Qué relación hubo entre el Atalayismo y don Pedro Albizu
Campos?
GMA
Albizu estaba en Sur América. Lo había enviado un partido
nacionalista académico que dirigía don José Coll Cuchí desde
1922. Cuando llegó Albizu a Puerto Rico encontró que los
atalayistas habían sembrado nacionalismo en todas partes.
DCC
¿Pasaron ustedes a ser miembros oficiales del Partido
Nacionalista? Se sabe que Clemente y Juan Antonio Corretjer lo
fueron.
GMA
Yo formé parte, pero no fui un oficialista del partido. Llegué a
ser nombrado Secretario de Ceremonia y Cancillería del Partido
Nacionalista por el propio don Pedro.
DCC
Pero ustedes se identificaron con el partido y en lo político el
Atalayismo giró en torno a la figura y las ideas nacionalistas
de Albizu Campos. Es decir, el Atalayismo no sólo perseguía
renovar la atmósfera poética, sino que buscaba además una salida
a la situación colonial de Puerto Rico…
GMA
Sí, pero yo no creía en la violencia porque la violencia
engendra otras formas de violencia, aunque los pueblos oprimidos
tienen derecho a la violencia. Esta fue la única diferencia que
existió. Había que salvar la poesía, rescatar al hombre y
rescatar la tierra, ese era nuestro lema. Nosotros ya estábamos
sembrando los credos apostólicos de Betances y teníamos un lema:
“patria y matria (tierra) en marcha”.
DCC
¿Crees que el Atalayismo está vigente en los poetas que vinieron
después, digamos la década del cuarenta?
GMA
Claro, lo que pasa es que no se reconoce porque luego vino el
Integralismo de Luis Hernández Aquino, propulsando lo telúrico,
o sea, lo criollo, lo nacional. Entonces yo pensé, pero no puse
por escrito, que aquello era una extensión del Atalayismo. Yo
había publicado tres poemas que se referían a Puerto Rico con el
propósito de escribir un libro que se llamaría Isla en verso.
Los poemas eran “Jibarita, canción jibarita”, “Zanjón de
caña” y “Retrato de la copla”. Yo seguí independientemente con
mi movimiento y mis ideas estéticas.
DCC
¿Qué piensas retrospectivamente ahora del Atalayismo?
GMA
Creo que no se debe juzgar al Atalayismo por el brisote de su
iniciación. Aquello era un tipo de locura. Después el movimiento
fue cambiando, canalizándose, porque conocíamos el ideario de
otros movimientos como el Dadaísmo, el Surrealismo, el
Futurismo, el Ultraísmo… Sabíamos la definición de cada uno de
ellos.
DCC
Nombremos tus libros. El primero, Cadena de ensueños, es
de 1925. Tendrías entonces cerca de 17 años y éste viene a ser
tu libro de iniciación. Los críticos dicen que era un libro
escrito dentro de la tradición del soneto y del romance.
GMA
Sí, yo me eduqué en eso. Tenía a mi madre que fue mi maestra. En
aquel tiempo me gustaban mucho los clásicos. Había algo que me
ahogaba y no encontraba las palabras para expresarlo.
DCC
Luego en 1931 aparece Responso a mis poemas náufragos.
Éste es en realidad el primer libro atalayista. ¿Cómo nace este
libro?
GMA
Las polillas destruyen tres libros míos, eran pedazos de libros.
Una noche en compañía de Clemente Soto Vélez, Alfredo Margenat y
Juan Náter (un amigo) los lancé al mar. De ahí nace el título de
Responso a mis poemas náufragos.
DCC
El título mismo me parece una especie de homenaje a esa poesía
perdida, arrebatada por las olas del Océano Atlántico, un
verdadero ritual.
GMA
Sí, un canto homenaje. Además tengo una obsesión con el mar.
DCC
¿Te causó dolor este desprendimiento?
GMA
Seguro. Yo fui tocando puertas, buscando alivio a mi dolor
antiguo que fue grande para el muchacho que era yo en aquel
momento, hasta que llegué al campo. Iba buscando una casa morena
(¿el amor?) como símbolo de la piedad.
DCC
En 1937 sale a la luz Sí de mi tierra. ¿Qué tuvo que ver
don Augusto Malaret con la publicación de este libro?
GMA
Yo publiqué unos poemas en Alma Latina y don Augusto los
leyó y le gustaron. Me pidió el manuscrito y a los pocos días
apareció el libro ya editado.
DCC
Algunos críticos puertorriqueños ven en este libro influencias
de Darío, Lugones, Herrera y Reissig y Asunción Silva. ¿Estabas
consciente de que tu poesía iba tomando otros rumbos?
GMA
Sí. Yo podría decir que Herrera y Reissig fue el poeta más
cercano de este tiempo, también Rubén Darío. De Darío usé su
poema “Las siete bastardas de Apolo” como prólogo del libro y de
ahí sale el título, del último verso del poema. Yo publiqué
este libro para que no se perdiera. No es un libro
representativo del Atalayismo, no hay riesgos, no hay mucha
novedad, pero hay clasicismo.
DCC
El oro en la espiga (1941) fue uno de tus libros más
elogiados. ¿Qué temas presentabas, qué actitud predominaba en
este libro?
GMA
Bueno, en él confluyen distintos temas: la angustia del doloroso
vivir, el amor, la muerte, la vida, lo histórico, la patria;
todo dentro de un marco estético religioso.
DCC
Ambos libros, Sí de mi tierra y El oro en la espiga,
se publicaron tardíamente. ¿Por qué? ¿Dedicabas mucho
tiempo a tu labor periodística en Alma Latina?
GMA
En parte es cierto. Yo estaba entregado en cuerpo y alma a la
revista.
DCC
¿Cómo nace Alma Latina?
GMA
Teníamos un conciliábulo en el Ateneo Puertorriqueño. Allí, de
aquellas reuniones surgió la idea. Don Eduardo Franklin era el
director de la Imprenta Venezuela. Yo le comuniqué la idea de
hacer una revista, y busqué a un director, Antonio Nicolás
Blanco, que nunca trabajó como director. Más bien se dedicó a
buscar anuncios para ésta. La revista quedó sin director,
entonces yo pasé a ocupar el cargo de vicedirector; y allí no
sólo me encargué de la poesía, sino de todo el material que
llegaba.
DCC
¿Cuándo sale el primer número?
GMA
Ya para agosto de 1930 el primer número está en circulación.
DCC
En algún lugar he leído que don Eduardo Franklin, venezolano
radicado en Puerto Rico, fue el fundador de Alma Latina.
GMA
Bueno, él ofreció la imprenta y aportó el dinero: la base
material.
DCC
Entonces fuiste tú quien luego trabajó con más ahínco,
utilizando a veces diferentes seudónimos para sacar tus
inquietudes del momento y mantener la revista. ¿Se sostenía
económicamente?
GMA
Buscando anuncios; los anuncios la mantenían.
DCC
¿Se vendía?
GMA
Sí, a diez centavos, y circulaba por Centro y Sur América.
DCC
Después de 1943, ¿qué pasó con la revista?
GMA
Cuando yo me fui la revista siguió publicándose hasta 1965. Pero
la organización cambió, el material era distinto, los ideales no
eran los mismos. Allí se tronchó algo. Al momento que yo salí
dejó de ser la revista que yo soñara. Ya no tenía aquel encanto.
DCC
¿Recibías colaboraciones de otros países?
GMA
Claro. Hasta me ofrecieron hacerme cargo de un Servicio
Internacional de Noticias. Esto lo propuso don Serafín Criado,
un uruguayo.
DCC
¿Quién se encargaba de la distribución?
GMA
Esto lo hacía don Eduardo. Él llevaba los números en su carro.
Yo me encargaba de enviarla a la Biblioteca Pública de Nueva
York (The New York Public Library).
DCC
Tengo entendido que no conservaste ningún ejemplar de la
revista. ¿Por qué?
GMA
Pues yo creía que no iba a desaparecer; pensé que en cualquier
momento yo podía tener acceso a ella.
DCC
Si alguien deseara ver o hacer un estudio de esta revista,
¿dónde tendría que ir?
GMA
Tendría que ir a la Universidad de Puerto Rico. En la Biblioteca
Pública de la 42 (Fifth Avenue and 42nd Street, N.Y.) faltan los
números del 344 al 477 de la colección.
DCC
Sé que hiciste traducciones de poetas norteamericanos e
ingleses, también tradujiste Salomé de Oscar Wilde.
¿Fueron publicados estos textos en Alma Latina?
GMA
Solamente Salomé; no llegué a publicar otras
traducciones.
DCC
Volvamos a tus libros. Dentro de la modalidad de lo que tú
llamas tropelismo, has publicado tardíamente uno de tus libros
más singulares y novedosos, Himno a la caballa (1971).
Esperas casi treinta y seis años para sacarlo. ¿Por qué?
GMA
Yo estaba económicamente mal.
DCC
¿Por qué no lo enviaste a una casa editora en Puerto Rico?
GMA
Yo estaba desencantado. Se lo envié a mi hijo Andrenio Miranda
Marchand que estudiaba en Madrid, España. Él lo editó en la
ciudad de Valencia en 1971. Creo que la publicación fue
recomendada por el poeta Vicente Aleixandre, quien tuvo que ver
algo con la publicación.
DCC
Has realizado y vivido tu obra posterior desde la soledad.
GMA
Sí, sí, desde la soledad.
DCC
No sentías que estabas perdiendo algo, que te estabas aislando
demasiado; pienso en tus amistades, en la necesaria conversación
con otros poetas y artistas, en la convivencia y el contacto
directo con el público.
GMA
No, no he perdido nada porque aquí di conferencias y traduje y
leí mi poesía y conocí a poetas norteamericanos. Yo tengo una
obra, Lightmare; es mi obra como traductor.
DCC
He leído tus traducciones de poetas norteamericanos en la
revista Cormorán y Delfín que dirigía en
Argentina el poeta Ariel Canzani.
GMA
Publiqué solamente traducciones. Nunca les envié mis poemas.
DCC
¿Qué poetas norteamericanos te entusiasmaban más?
GMA
Tenía mis preferencias; Edgar Allan Poe, Walt Whitman, Robert
Frost, William Carlos Williams.
DCC
¿Por qué escribes en ingles y para quién?
GMA
Pues para cambiar un poco, porque es un alivio. Encontré un
alivio experimentando cosas nuevas.
DCC
Quieres decir en un idioma diferente, en un idioma que no es el
tuyo.
GMA
Cierto.
DCC
¿Cuáles eran tus lecturas preferidas?
GMA
Los ingleses, sobre todo Keats y Shelley. Me encariñé con ellos.
DCC
Y de los poetas puertorriqueños, ¿cuáles te atraían más?
GMA
Me atraía mucho Lloréns porque él se acercaba mucho a la tierra.
Yo sentí mucho la muerte de Lloréns; él marca un hito en la
literatura puertorriqueña.
DCC
¿Qué ha significado o qué significa para ti la poesía?
GMA
¡Todo! Toda mi vida es eso. Yo he vivido para la poesía y por la
poesía. Por eso la poesía mía es mística, es violenta. Un
misticismo que busca redimir a la humanidad.
DCC
¿Qué le aconsejarías a los poetas jóvenes, a los poetas que
empiezan a publicar sus primeros libros de poesía?
GMA
Que escriban sin rima y, ante todo, que sean originales.
DCC
¿Crees que la crítica ha sido justa contigo?
GMA
Bueno…
Coda
El 30 de junio de 1992, Pedro López Adorno y el que escribe
estas líneas, despedíamos a Graciany Miranda Archilla y a su
esposa Stella Miranda en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva
York. Conocíamos el dedicado estado de salud del poeta y
presentíamos que sus pasos y el silencioso brillo de sus ojos
iban haciéndose cada vez menos nuestros. El tiempo, más fuerte
que todos los imperios de la tierra, iba marcando con ritmo
inexorable sus movimientos de avecilla lenta y perdida en un
cielo más alto y puro del que podíamos imaginar. El poeta se
acercaba a su horizonte definitivo. Después de cuarenta y tres
años frente a la indiferencia del mundo neoyorquino, volvía por
última vez y para siempre a la tierra que tanto amó, a la patria
de la cual nunca estuvo ausente espiritualmente. Un domingo nos
llegó la noticia. Falleció el sábado, 27 de noviembre de 1993,
en Hato Rey, Puerto Rico. Su obra persiste como fruto de quien
sintió la poesía como su única razón de ser. |