P R O J E T O   E D I T O R I A L   B A N D A   H I S P Â N I C A

 

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J O R N A L   D E   P O E S I A   |   F O R T A L E Z A l C E A R Á l B R A S I L
COORDENAÇÃO EDITORIAL   |   FLORIANO MARTINS
2001 - 2010
 

 

 

ACERVO GERAL | PORTO RICO

Edgardo Nieves-Mieles | (1957)

HOJA DE VIDA

Edgardo Nieves-Mieles (Puerto Rico, 1957). Publicaciones: El ramalazo de semen en la mejilla ortodoxa (1987), El amor es una enfermedad del hígado (1993), Las muchas aguas no podrán apagar el amor (2001), Este breve espacio de la dicha llamado poema (2006), A quemarropa (2008) y Estos espejos ciegos donde palpita la música del mundo (2009). Algunos de sus relatos han sido publicados en las antologías El rostro y la máscara. Antología alterna de cuentistas puertorriqueños contemporáneos (1995), y Mal(h)ab(l)ar (1996). También en Pequeñas resistencias 4. Antología del nuevo cuento norteamericano y caribeño (Madrid: Páginas de Espuma, 2005). En el número 16, dedicado a los “Nuevos Escritores de América Latina”, la revista Eñe (Madrid: invierno de 2008) incluye un relato suyo.

EN NOMBRE DE LA POESÍA

1. ¿Cuáles son tus afinidades estéticas con otros poetas hispanoamericanos?

ENM Escribir acerca de afinidades estéticas con otros colegas hispanoamericanos es asunto que requiere de rigor, amplitud y profundidad. Sucede que trabajo contra el reloj en 3 proyectos sumamente absorbentes y que no puedo dejar a un lado.

Para comenzar, diré que, desde la punta sur de la Patagonia hasta el punto más lejano del casquete polar norteño, las hambres de que en las alacenas estén mejor repartidas la sal y el azúcar, de aunar ganas y talentos para darle voz a aquéllos que no la tienen, para denunciar los atropellos y las injusticias; el deseo de cantarle al amor, a la hermandad y al pan, es un preciado bien común entre todos los que escribimos. Por necesidad, de un modo u otro, los recursos en nuestras respectivas valijas literarias vienen a ser similares. Así que no voy a entrar en detalles. No soy el más apto para esgrimir tales argumentos. Esa tarea ardua se la dejo a quien la quiera asumir.

Lo que sí quiero afirmar es que estamos sedientos, toda la vida y un mes más, de azul distancia y espacio apropiados para respirar nuestro trozo de oxígeno; para ejercer nuestra firme y vigorosa voluntad de construir; para tejer y levantar, con nuestras contadas virtudes y cuantiosas flaquezas, sílaba tras sílaba, palabra sobre palabra, un sólido y reluciente edificio que refleje nuestro espíritu y que resulte idóneo a nuestros gustos y medidas; para clavar nuestras ávidas uñas en el sagrado lomo del porvenir. Todo ello exigiéndonos siempre el rigor de las abejas. Todo ello con el único y justo fin de cumplir a cabalidad con la faena como fieles testigos de nuestro tiempo. Sólo así nuestras huellas podrían perdurar en la conciencia viva de la posteridad.

Espero subsanar mi afrenta ofrendándoles los guiños de complicidad que saltan a la vista en este texto que, más que todo, pretende ser eco de aquellos motivos poéticos más universales e inherentes al quehacer de algunos de los más amados muertos (por supuesto, también los vivos) de nuestra felicidad. Pienso que el mismo resume el alcance de maestrazgos, afinidades y preocupaciones gozadas (y sufridas) en común con los hermanos poetas de toda Nuestra América.

¿Para que sirve un(a) poeta? o Me encanta este divino manicomio, su concurrida soledad (Verdadera y única guía para pulgarcitos perdidos en el exuberante laberinto del universo privado del Supremo Inquisidor)

Un(a) poeta sirve para hacer el amor (y la guerra) cabalgando cinturones de castidad a baldes llenos. Es decir...

Para verlo todo con diccionaria claridad. Para que el fuego de la memoria arda como una pira de sacrificios. Para bebernos el universo con los sentidos. Para que nos pellizque la eternidad. Para que la mano retome su ciega faena de armar tigres de papel. Para que la artrítica máquina de hablar, de vivir y de soñar siga siendo nuestra almohada mejor. Para que esta avispada rabia perfumada de clavos nos reserve un lugar en la vigilia por la Estrella Solitaria. Para que los pequeños alboroten todo en casa con sus 4 dientes de leche Klim. Para ponerle los pies en la tierra al científico. Para sabotearle los esquemas al funcionario que no funciona y al cura que no es la cura. Para que siempre regresemos con los bolsillos llenos de deliciosas acerolas e irrepetibles canicas. Para que un par de enamorados públicos y silvestres novien el lugar, se besen y acaricien perfectamente apáticos a la selva de ojos que les espían desde el otro lado del parque. Para que el mar nos colme los dedos de esmeraldas. Para que le nazcan alas a la silla de ruedas y, cual metálica golondrina, sobrevuele parques alfombrados de niños y violetas. Para que algún niño le pase los dedos por encima a las ilustraciones de un libro como si pudiera leerlas en Braille. Para que chorreen leche por sus puntas las estrellas. Para desamordazar a nuestros muertos y besarles la noble calavera. Para ponerle el cascabel a la soledad. Para que el cangrejo recupere sus perdidos miembros. Para que el luto lama al cuervo en lo mejor de su traje. Para echar a volar avioncitos de papel sobre la Isla de Pascua. Para que cada guaraguao siga teniendo su pitirre. Para desayunar a medianoche como perros que se sacuden responsabilidades. Para soportarlo todo con divertida resignación, pero al tonto su suerte sólo envidiarle. Para domesticar tanta insolente distancia. Para acariciarte y construir escuelas con las mismas manos de matar. Para que desde la pared de enfrente, justo sobre las demás botellas, Carlitos Gardel nos obsequie su eterna e impecable sonrisa Colgate Winterfresh Gel. Para que al girar el grifo del lavabo, una bandada de golondrinas salga revoloteando por todas partes y se posen en los hombros de los aduaneros, en las lámparas, hasta llenar los salones del aeropuerto con sus alas y chillidos. Para que dé frutos la higuera estéril. Para desplumar tanta pereza pregonando su extravagante sombrero de ceniza y sus fríos labios de mármol. Para enyesarle el cuerpo al olvido. Para que el débil deje de ser satélite del poderoso. Para que en nuestras almohadas nazcan sueños insuperables como girasoles más amarillos que el Sol. Para pintarle una linda e imborrable sonrisa a la nostalgia. Para derribar severos muros y siniestras alambradas. Para que la lluvia escriba sobre los techos de cinc un poema de versos interminables como avenidas. Para que colguemos de los cuernos de la Luna un columpio borracho de ángeles y violines. Para enterrarle estrellas por los ojos y clavetearle los hombros de placer al desamor. Para vaciar las alacenas llenas de polvo y hollín. Para que sea muy largo el camino y abunde en aventuras y experiencias cada vez que emprendamos el viaje. Para que por las 4 esquinas del viento cantemos las maravillas de este mundo aunque no podamos cantar como el ruiseñor de nuestra más alta ventana, ése que aloja a Dios en su garganta cada vez que se pone a hacer gárgaras de cristal. Para atravesar el hirviente fango blanco del espejo en busca de nuestra descalza y peregrina infancia. Para que bailemos (como cuando se tiene 17 y nos asiste un contagioso e invencible fervor por la vida) en medio del espanto que tiñe de rojo estos días relojísimos. Para multiplicar panes y peces sobre la pobre mesa de los humildes. Para que nuestra paciencia no sea de madera, sorda y vegetal. Para que siempre haya geranios y azucenas al pie de tu ventana. Para pintar con palabras porque no podemos hacerlo como Remedios Varo, Arana, Tufiño, Obregón, Szyszlo, Van Gogh, Chagall, Magritte, De Chirico, Klimt, Monet o Renoir. Para que no nos falle nunca la tonada aunque vivamos de barriga y nos peguen duro con un palo y duro también con una soga. Para hacer llover un enjambre de vistosísimos paraguas. Para exorcizarnos de tanto jueves y París mojados. Para que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada. Para que tú sigas siendo porvenir de mi amor y de mis huesos. Para que la sabia y venerable ceiba derrame sus flores al aire mientras un obrero se siente a almorzar. Para que la gallina dé viva voz a su escándalo de bronces porque acaba de poner otro poema. Para que las muchas aguas no puedan apagar el amor. Para que la Luna persista en su empeño de escondernos aún una de sus mejillas. Para que algún día las riquezas estén mejor repartidas. Para, con la misma dulzura con que se toca una flauta, taladrarle el alma al más monótono y gruñón optimista de luto. Para coronar el tiempo de rosas y palomas sin par. Para que el pobre duerma bocarriba, a la cabeza de su morfina, a los pies de toda su cordura. Para llenar los armarios de gaviotas, hipocampos y otros misterios. Para que al fin el coronel tenga quien le escriba. Para que el alba nos obsequie las mariposas más intensas y la música celeste de las laboriosas abejas. Para que el azar deje de sonreírle al mediocre molusco. Para que el perro del vecino le seque a meadas los talones al maligno y sus sicarios. Para que las uvas tengan siempre la frescura de tu piel y las manzanas el brillo de tu sonrisa. Para que el pediatra esboce en su recetario, mientras espera el verde del semáforo, algún verso memorable como las puestas de sol en Cabo Rojo o la bahía bioluminiscente de Lajas. Para que nuestra mirada siga esparciendo incienso y mirra. Para inventar tu llegada y regresarte a casa. Para que el Sol derrame sus lingotes de oro sobre la serenísima paz del mundo; para que sus migajas de luz sigan bailando sobre el vivísimo rumor de la ciudad, sobre la camisa y los zapatos de mi padre ungidos en sudor; sobre mi madre, navegando a sus anchas en la vetusta máquina Singer. Para estar acérrimamente contentos y peligrosos. Para que tu mirada de luciérnaga en celo vuelva a incendiar el árbol de mis venas. Para que el deseo nos imante con su escándalo de miel. Para que el licor de tu piel en fuga siembre margaritas en mis huesos silvestres; dulces oboes y flautas encantadas en lo más azul de mis pulmones. Para que mi boca siga siendo ese río que comienza y termina en la tuya. Para que la saliva se nos torne puente de placer. Para convocar los magníficos fluidos del amor. Para que la espumosa corola de los días amamante el blando y tierno corazón de la madera. Para que la tía solterona obstinada en quedarse a vestir santos y cuidar sobrinos, deje ya de estarlo. Para que no se nos encebolle el hígado. Para que la esperanza siga siendo verde como el mugir de las vacas. Para que no cese el bolero de la yedra y la pared. Para que cuando queramos escribir no nos salga humo y aserrín. Para, después de burlar el ojo ávido de contratistas y albañiles, escribir en el cemento fresco cuánto te amo. Para convertir en dulce de menta los crueles barrotes que nos tapian el ojo de la alegría. Para que una música inolvidable arda en la sangre enamorada de los claveles. Para indultar la afrenta de mis entumecidos pies. Para adueñarnos de todo lo amordazadamente escondido en un abrupto paréntesis, en un insalvable punto, coma y seguido. Para que la primavera regrese con la cabeza llena de pájaros. Para que el amor extienda sus regios manteles de paciencia. Para coserle unas enaguas de espuma a mi amada, indeciblemente bella como un televisor a colores entre el dulce aroma de las rosas recién cortadas. Para incendiar el mapamundi de tu sexo. Para que la fortuna nos tienda siempre su verde halago. Para que en esa casa pase memoria a sus sueños la Historia. Para que las nubes del café con leche nos nublen las Ray-Ban y la compostura. Para que también en zancos el tonto se arrastre. Para que el vino de las palabras inunde con besos y canciones este rincón huérfano de tu amada presencia. Para que esa secreta magia que ronda los tinteros recurrentes como la epilepsia, nos cosa de música los ojos, los dedos y la boca. Para que al amparo de tan amable fronda la siesta proclame su lecho de sábanas recién lavadas. Sus altares más blancos que la nieve. Sus mullidas almohadas donde reclinar mi gran cabeza coronada de laurel.

Cuanto quería decir despliega sus alas como un atlas en esta apretada almendra que ahora aquí te ofrezco. Eso es todo. Eso es todo. Eso es todo.

2. ¿Cuáles son las contribuciones esenciales que existen en la poesía que se hace en tu país que deberían tener repercusión o reconocimiento internacional?

ENM Es un secreto a voces que Puerto Rico es la última colonia sobre la faz del planeta. Más que un asunto anacrónico, semejante atropello a los más elementales derechos a la libertad de los ciudadanos y naciones representa la más obscena afrenta a los más elaborados y bien intencionados acápites contenidos en las Constituciones de todos los Estados civilizados que en el mundo son.

Así que, de todas las contribuciones esenciales que podría nombrar vinculadas al quehacer poético en mi país que deberían tener repercusión o reconocimiento internacional, opto por privilegiar la reafirmación y defensa de los elementos que conforman y enriquecen nuestra cultura nacional ante el atropello y el deseo de erradicarlos por parte de nuestros “benefactores” (?) imperialistas del Norte y sus insobornables acólitos del patio, quienes padecen el terrible síndrome de estrabismo ideológico.

3. ¿Qué impide una existencia de relaciones más estrechas entre los diversos países que conforman Hispanoamérica?

ENM Sí, nadie lo duda, en los renglones de la comunicación hemos avanzado, pero todavía nos falta. Pienso que no empece a que gracias a la tecnología mediática y a la no siempre favorable globalización, ya el mundo ni es tan ancho ni tan ajeno (para disgusto de los más poderosos). Pero aún existen situaciones que impiden el vínculo más estrecho entre los ciudadanos de Nuestra América. (También entre los del resto de la bolita azul del mundo que habitamos.) Uno de ellos es ese mal necesario consustancial al hecho de vivir civilizadamente: las fronteras geográficas entre países y todas las rémoras políticamente correctas que suelen acompañar a las susodichas. Los inconvenientes que en ocasiones padecemos gracias al tedioso concepto desdicen de nuestro crecimiento espiritual. Esto no parece tener remedio, pero no vayamos tan de prisa.

En las contadas ocasiones en las cuales he podido asistir a congresos, encuentros o festivales literarios fuera de mi patria chica, me ha sorprendido el confirmar que los escritores de una misma región no se conozcan entre sí, sino que (más terrible aún) ni siquiera hayan oído hablar de la obra de sus propios coterráneos.

Es necesaria la creación de un instrumento que, lejos de nomenclaturas políticas y económicas, se ocupe de posibilitar un mejor acercamiento entre todos. Que no sólo haga circular nombres, obras, textos. Que ese “aparato” gestor procure la comunión de autores por las 4 esquinas del viento.

Dicen que soñar no cuesta nada. Pues a ver si entre los que amamos el sonido de las palabras y el perfumarnos el cerebro con tinta, papel y letras, cerramos filas y armonizamos esfuerzos para armar una entidad algo así como la Organización de Naciones Unidas, pero no ya pretenciosa y grandilocuente, sino realmente capaz y funcional. Que no sea un ente bur(R)ocrático, superficial y disociador más. Cómo dicen mis cuates mexicanos: ¿cómo la ven?

POEMAS

FILOSOFÍA DE BOLSILLO

 

El viejo Blake dijo que “el camino del exceso

conduce al palacio de la sabiduría”.

66 años más tarde, Darwin propuso que sólo

los individuos más aptos de una especie sobreviven.

Luego de transitar tan deliciosas sendas

(atrás quedan el paraíso de neón

y el lado oscuro de la Luna),

he cruzado el umbral del salvaje recinto

tal vez sólo para añadir que a todo monstruo

lo distingue un alma donde las contradicciones

no admiten un ápice de recato.

 

 

SI LO MIRAS OTRA VEZ, NOTARÁS QUE, BAJO LA LUPA, SIGO SIENDO TU MICROBIO MÁS ATENTO

 

Tú estás sentada de espaldas

a la entrada del conocido restorán.

En silencio fabricas, quizá, versos

con torres de espuma y ríos de pétalos.

Contemplas, tal vez, la Luna

pisoteada y empobrecida por los imperialistas.

Mi bulliciosa sangre sin edad

me lleva a sumergir las manos abiertas

en esa irresistible y negrísima ala de cuervo

que corona tu persona.

Enseguidamente, derramo sobre ti

la virulencia de mi ternura

y proclamo que aunque conserves tus viudos

anillos en un cofre robado

y con tu erudición eches a perder la épica

del paso de Aníbal a través de los Alpes,

todo recupera su sentido

sólo cuando sacudes tus cabellos

para recordarle al mundo que el amor

no se compra con tarjetas de crédito.

 

 

BOLERO DEL SOLITARIO

 

     Desde la mesa más cercana al ventanal que da a la calle,

el viejo lobo observa cómo corre la gente en busca de refugio

ante la lluvia que lava el sucio rostro de la ciudad.

 

     En ese solitario rincón,

se apresta a ajustar cuentas con la vida

que cada vez se mueve a mayor velocidad

ante su ahora lenta y apática mirada.

 

     Deja de darle vueltas al whisky doble en las rocas

y reconoce como un hecho irrefutable el que al fin y al cabo

no pocas abuelitas terminan por morirse de muerte natural

y que, luego de superar aquel precoz percance a manos suyas,

también las caperucitas que en el mundo son tienen derecho

a rehacer sus vidas y casarse con algún buen pastor

o a emplearse de cajera en Walgreens.

 

     Afuera, la noche es una gigantesca piñata llena de estrellas

y el silencio se pudre bajo la lluvia.

En el Hard Rock Cafe, la vellonera

desgrana la inconfundible y magnífica voz de Luis Miguel.

El viejo lobo extrae su dolor de bolsillo

y una vez más ve cómo esa fría e inteligente mirada

con nombre de mujer sola

se aleja y escapa sin disculpa por un prado de girasoles.

 

     Sin la fiesta de su piel se siente ahora desnudo.

El pozo de aguas dormidas

que ella esconde entre sus piernas

no abreva ya su sed.

Tampoco la música de su risa perfuma más sus días.

 

     En sus labios arden de fiebre

los besos que para ella guarda con más celo que Alí Babá,

pero en el interior del libro de la esperanza,

la hoja de yerbabruja sigue aún sin retoñar.

Busca consuelo escribiendo

(“Siempre fuiste la razón de mi existir”)

sobre los cuadros rojos del mantel

que el amor es una ciega planta carnívora,

pero el humo del cigarrillo se le mete en los ojos

y (“adorarte para mí fue religión”) una gota de agua y sal

le desborda el párpado inferior; se echa a rodar ladera abajo.

Con la palma de la mano, se apresura a borrar el rastro

de esa hirviente nube de plata que le quema la mejilla izquierda.

Entonces, el viejo y melancólico lobo

se empina de un trago el whisky doble.

Termina por aceptar que casi nunca es primavera en pleno otoño

y que también los mitos envejecen.

Pero se resiste a entender cómo después

de tanto exprimirse limones en los ojos

mientras la rueda de los días iba y venía,

hasta el sabor de su pasta dental

aún conspira para que él no consiga olvidarla.

 

 

ARCANO 12: AHORA SE ACOSTUMBREN SIN MÍ (MENSAJE HALLADO BAJO EL FRASCO DE NARCISOS NEGROS EN EL TOCADOR DE LA VIUDA)

 

     Hoy he decidido desamarrarme de todos y de todo.

Desvincularme de mí mismo

y encaramarme sin testigos por el aire

hasta exhibir la terrible bufanda violácea

de ésta, mi resolución última.

 

     Ahora sólo soy una rama más en la generosa fronda

del algarrobo que vigila el puntual regreso

de las garzas sobre el espejo de la laguna;

un péndulo fatal a merced de la brisa

que me mesa la alborotada cabellera

y me acaricia los alados talones.

 

     Auguro que dentro de poco vendrán los pájaros

a picotearme las frías y negras uvas

que enjoyan mi rostro de galán imperfecto.

 

     Un vértigo tenaz teje el engranaje de sus nudos

en el espumoso baile de la ropa que cuelga de los cordeles.

 

     Esta vez he decidido

ser terca manzana empeñada en no caer.

 

 

LAS ALEGRÍAS DEL HOMBRE INVISIBLE (TARJETA POSTAL A ANTONIO MUÑOZ MOLINA, QUIEN ASEGURA QUE UNO SÓLO EXISTE SI LO SABEN EN BARCELONA O EN MADRID)

 

Me place pasar de incógnito

entre la presurosa multitud que,

sin el más mínimo pudor,

por las grandes ciudades

saca de paseo y exhibe

sus más obscenas soledades.

 

 

FIN DEL VIAJE (SISTEMA REFERIDO A E. E. CUMMINGS)

 

     La claridad del mundo resbala sobre nuestros cuerpos.

Los músculos se relajan hasta perder su felina elasticidad.

Y es como si nos rozara un ala en pleno vuelo.

El aire se impregna de un agradabilísimo perfume.

En nuestra fatiga el silencio abreva su sed,

mientras sus agujas de alta costura enhebra el amor.

 

     Te abrazas a mí, no sólo para reposar

de la húmeda e intensa cabalgata,

sino para sentir cómo me hago cada vez

más pequeño dentro de ti;

cómo la veloz carrera de mi aún exaltado corazón

una vez más recupera su ritmo normal.

 

     La habitación sigue flotando

en la rica y extraña estela de aroma.

Me abrazas.

Me abrazas con ternura.

Dulcemente.

Mientras debajo de ti,

nuevamente mi cuerpo

cede a los reclamos del descanso

que exige tan irrepetible simulacro.

 

     Una vez más, la muerte

nos ha rozado.

PARA VOLVER AL ACERVO GENERAL

El acervo general de la Banda Hispánica fue creado en enero de 2001 para atender a una necesidad de concentrar en un mismo sitio informaciones acerca de la poesía de lengua española. El acervo contiene ensayos, reseñas, declaraciones, entrevistas, datos bibliográficos y poemas, reuniendo autores de distintas generaciones y tendencias, inclusive inéditos en términos de mercado editorial impreso. Aquellos poetas que deseen participar deben remitir a la coordinación general del Proyecto Editorial Banda Hispánica sus datos biobibliográficos, selección de 10 poemas y respuesta al cuestionario abajo:

1. ¿Cuáles son tus afinidades estéticas con otros poetas hispanoamericanos?

2. ¿Cuáles son las contribuciones esenciales que existen en la poesía que se hace en tu país que deberían tener repercusión o reconocimiento internacional?

3. ¿Qué impide una existencia de relaciones más estrechas entre los diversos países que conforman Hispanoamérica?

Todo este material debe ser encaminado en un único archivo en formato word, para el siguiente email: bandahispanica@gmail.com. Agradecemos también el envío de textos críticos y libros de poesía, así como material periodístico sobre el mismo tema. El acervo general de la Banda Hispánica es una fuente de informaciones que refleja, sobre todo, la generosidad amplia de todos aquellos que de ella participan.

Acompañamiento general de traducción y revisión a cargo de Gladys Mendía y Floriano Martins.

Abraxas

Jornal de Poesia (Brasil) La Otra (México) Matérika (Costa Rica) Blanco Móvil (México) Revista TriploV de Artes, Religiões e Ciências (Portugal, Brasil)

 

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Ficha Técnica

Projeto Editorial Banda Hispânica
Janeiro de 2010 | Fortaleza, Ceará - Brasil
Coordenação geral & concepção gráfica: Floriano Martins.
Direção geral do Jornal de Poesia: Soares Feitosa.
Projetos associados: La Cabra Ediciones (México) | Ediciones Andrómeda (Costa Rica) | Revista Blanco Móvil (México) | Triplov (Portugal).
Cumplicidade expressa: Alfonso Peña, Eduardo Mosches, Gladys Mendía, José Ángel Leyva, Maria Estela Guedes, Maria Luisa Passarge, Soares Feitosa e Socorro Nunes.
Projeto original criado em janeiro de 2001.
Contato: Floriano Martins bandahispanica@gmail.com | floriano.agulha@gmail.com.
As quatro sessões que integram este Projeto Editorial - Banda Hispânica, Coleção de Areia, Agulha Hispânica e Memória Radiante - possuem regras próprias de conformidade com o que está expresso no portal de cada uma delas.
Agradecemos a todos pela presença diversa e ampla difusão.