POEMAS
FILOSOFÍA DE BOLSILLO
El viejo Blake dijo que “el camino del exceso
conduce al palacio de la sabiduría”.
66 años más tarde, Darwin propuso que sólo
los individuos más aptos de una especie sobreviven.
Luego de transitar tan deliciosas sendas
(atrás quedan el paraíso de neón
y el lado oscuro de la Luna),
he cruzado el umbral del salvaje recinto
tal vez sólo para añadir que a todo monstruo
lo distingue un alma donde las contradicciones
no admiten un ápice de recato.
SI LO MIRAS OTRA VEZ, NOTARÁS QUE, BAJO LA LUPA, SIGO SIENDO TU
MICROBIO MÁS ATENTO
Tú estás sentada de espaldas
a la entrada del conocido restorán.
En silencio fabricas, quizá, versos
con torres de espuma y ríos de pétalos.
Contemplas, tal vez, la Luna
pisoteada y empobrecida por los imperialistas.
Mi bulliciosa sangre sin edad
me lleva a sumergir las manos abiertas
en esa irresistible y negrísima ala de cuervo
que corona
tu persona.
Enseguidamente, derramo sobre ti
la virulencia de mi ternura
y proclamo que aunque conserves tus viudos
anillos en un cofre robado
y con tu erudición eches a perder la épica
del paso de Aníbal a través de los Alpes,
todo recupera su sentido
sólo cuando sacudes tus cabellos
para recordarle al mundo que el amor
no se compra con tarjetas de crédito.
BOLERO DEL SOLITARIO
Desde la mesa más cercana al ventanal que da a la calle,
el viejo lobo observa cómo corre la gente en busca de refugio
ante la lluvia que lava el sucio rostro de la ciudad.
En ese solitario rincón,
se apresta a ajustar cuentas con la vida
que cada vez se mueve a mayor velocidad
ante su ahora lenta y apática mirada.
Deja de darle vueltas al whisky doble en las rocas
y reconoce como un hecho irrefutable el que al fin y al cabo
no pocas abuelitas terminan por morirse de muerte natural
y que, luego de superar aquel precoz percance a manos suyas,
también las caperucitas que en el mundo son tienen derecho
a rehacer sus vidas y casarse con algún buen pastor
o a emplearse de cajera en Walgreens.
Afuera, la noche es una gigantesca piñata llena de
estrellas
y el silencio se pudre bajo la lluvia.
En el Hard Rock Cafe, la vellonera
desgrana la inconfundible y magnífica voz de Luis Miguel.
El viejo lobo extrae su dolor de bolsillo
y una vez más ve cómo esa fría e inteligente mirada
con nombre de mujer sola
se aleja y escapa sin disculpa por un prado de girasoles.
Sin la fiesta de su piel se siente ahora desnudo.
El pozo de aguas dormidas
que ella esconde entre sus piernas
no abreva ya su sed.
Tampoco la música de su risa perfuma más sus días.
En sus labios arden de fiebre
los besos que para ella guarda con más celo que Alí Babá,
pero en el interior del libro de la esperanza,
la hoja de yerbabruja sigue aún sin retoñar.
Busca consuelo escribiendo
(“Siempre fuiste la razón de mi existir”)
sobre los cuadros rojos del mantel
que el amor es una ciega planta carnívora,
pero el humo del cigarrillo se le mete en los ojos
y (“adorarte para mí fue religión”) una gota de agua y
sal
le desborda el párpado inferior; se echa a rodar ladera abajo.
Con la palma de la mano, se apresura a borrar el rastro
de esa hirviente nube de plata que le quema la mejilla
izquierda.
Entonces, el viejo y melancólico lobo
se empina de un trago el whisky doble.
Termina por aceptar que casi nunca es primavera en pleno otoño
y que también los mitos envejecen.
Pero se resiste a entender cómo después
de tanto exprimirse limones en los ojos
mientras la rueda de los días iba y venía,
hasta el sabor de su pasta dental
aún conspira para que él no consiga olvidarla.
ARCANO 12: AHORA SE ACOSTUMBREN SIN MÍ (MENSAJE HALLADO BAJO EL
FRASCO DE NARCISOS NEGROS EN EL TOCADOR DE LA VIUDA)
Hoy he decidido desamarrarme de todos y de todo.
Desvincularme de mí mismo
y encaramarme sin testigos por el aire
hasta exhibir la terrible bufanda violácea
de ésta, mi resolución última.
Ahora sólo soy una rama más en la generosa fronda
del algarrobo que vigila el puntual regreso
de las garzas sobre el espejo de la laguna;
un péndulo fatal a merced de la brisa
que me mesa la alborotada cabellera
y me acaricia los alados talones.
Auguro que dentro de poco vendrán los pájaros
a picotearme las frías y negras uvas
que enjoyan mi rostro de galán imperfecto.
Un vértigo tenaz teje el engranaje de sus nudos
en el espumoso baile de la ropa que cuelga de los cordeles.
Esta vez he decidido
ser terca manzana empeñada en no caer.
LAS ALEGRÍAS DEL HOMBRE INVISIBLE (TARJETA POSTAL A ANTONIO
MUÑOZ MOLINA, QUIEN ASEGURA QUE UNO SÓLO EXISTE SI LO SABEN EN
BARCELONA O EN MADRID)
Me place pasar de incógnito
entre la presurosa multitud que,
sin el más mínimo pudor,
por las grandes ciudades
saca de paseo y exhibe
sus más obscenas soledades.
FIN DEL VIAJE (SISTEMA REFERIDO A E. E. CUMMINGS)
La claridad del mundo resbala sobre nuestros cuerpos.
Los músculos se relajan hasta perder su felina elasticidad.
Y es como si nos rozara un ala en pleno vuelo.
El aire se impregna de un agradabilísimo perfume.
En nuestra fatiga el silencio abreva su sed,
mientras sus agujas de alta costura enhebra el amor.
Te abrazas a mí, no sólo para reposar
de la húmeda e intensa cabalgata,
sino para sentir cómo me hago cada vez
más pequeño dentro de ti;
cómo la veloz carrera de mi aún exaltado corazón
una vez más recupera su ritmo normal.
La habitación sigue flotando
en la rica y extraña estela de aroma.
Me abrazas.
Me abrazas con ternura.
Dulcemente.
Mientras debajo de ti,
nuevamente mi cuerpo
cede a los reclamos del descanso
que exige tan irrepetible simulacro.
Una vez más, la muerte
nos ha rozado. |